Bebia a pelo pequeñas dosis de locura, se leia las revistas con los dedos de la boca y respiraba fuerte cuando estaba en la cima con la mochila al suelo y la cabeza al viento, regalaba sonrisas hasta que se olvido que era eso. Decidió viajar para encontrarse con su alma y averiguar cuanto tiempo dura su caducidad, reservó un hotel a las afueras y pensó que estaría mal si se presentaba allí con ojeras, se maquillo como núnca para ver a los de siempre. Esperó sentada en la huardilla a que lelgara su añngel de la guarda que se quedó tirado en un garito esperando a su piva de la semana. Ahora los niños tienen alas, consolas y poco tiempo para sus padres, los amantes se hacen fotos para portadas y los ricos comen con hadas. Sentados en sus historias atrapados sin salida a otro lugar que no sean sus miedos o penas ahogadas en caminos vacios de vasos sin besos rotos por el suelo.
Buenas noches amigos del alba, caminos sin piedras, camas mullidas y comidas calientes, la vida no es para vosotros, despediros del mundo. Adiós.
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