Si te pica la garganta, rascate el oido. No te dejes defraudar por quien no dio un duro por tí. Levanta la cabeza y mirales a los ojos, a los buhos maleducados que te espian por la noches y vuelan hasta ta casa para esperarte en el tejado con cara de (los) pocos amigos(que tienen). Las serpientes, siseantes, se sientan silbando sobre sombrillas sin sol. Libros cerrados sobre mentes abiertas. O piernas. El cielo azul, los resto de olor a café, la ida y venida de m(ares)entes vacias de malos pensamientos.
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