Bicho, eres tan bicho.

Paseamos por un camino, en un bosque no muy lejano, con hileras de árboles en ambos lados que nos dan sombra; y cada paso que damos se cae una foto de un momento que esté guardado en nuestra memoria por algun motivo u otro, eso ahora no importa demasiado, el caso esque ya sabemos de cuando son y no tenemos porque mirar hacia atrás. Seguimos caminando hasta un pequeño claro. El camino termina derrepente no hay señales que indiquen por donde debemos ir ahora, pero el sol sigue brillando en el cielo que hace un par de días estaba encapotado. Esa persona, ha llegado a ese punto guiada por impulsos, instintos, susurros del viento entre las ramas y consejos de los gorriones que se camuflan entre las hojas verdes. A lo largo de nuestra vida, tenemos que tomar decisiones constantemente, decisiones que cambian el rumbo de nuestra vida, ni hacia mejor ni peor, simplemente nos llevan a otra nueva decisión. Si juntamos todas ellas, veremos que así es como se va conformando lo que somos ahora. Somos las cosas que hicimos, las que dejamos por hacer, un puñado de recuerdos, historias sin final con gente que podrá o no seguir con nosotros hasta el resto de nuestra vida. Y no olvidemos claro está, la memoria compartida y selectiva de todos los que sin pensarlo demasiado, nos despedimos de un cuento bonito, un libro que termina con un gran punto final, de tapas azules y blancas, con una estrella y una cruz en el lomo. Un libro que se escribe cada año en estas fechas. No te dice nadie como se llega a lo alto, pero sea como sea, por aquí te sobran manos para ayudarte a subir a lo alto de ese pico que ves, o te parece tan lejano.