miércoles, 5 de febrero de 2014
El cariño envenena la habitación.
¡A por las otras dos! Eso fue lo que gritó justo antes de lanzarse al vacio que entraba perfectamente entre el final de el mar y donde comienza el cielo. La espesura de la tormenta, el frio del fuego que aún quema. Las llamadas perdidas en camas ajenas ( al miedo que vive en mi armario) A veces, cuando me despierto en sueños, y sigo soñando, los pies se van volando mientras mi cabeza se equivo de almohada, de guerra y de libro. Panteras perezosas pasean por pedregosos puentes. Loros que no repiten lo que dices si no lo que piensas en voz alta cuando crees que nadie te está mirando. Pero lo que no sabes es que tu ventana coincide en dirección, aunque no en sentido con la te tu vecino el mirón, que sabe mejor que tu, las bragas que te pusiste el lunes.
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