A mí me gustaría que aunque estemos separados, las mentiras se transmitan desde un puerto hasta la misma ventanilla de salida, hacia la luna o desde Marte. De describo la vida, un miércoles a mediodía, que es cuando las nubes más blanditas vienen a buscarme dando tres golpecitos a la puerta. Las vacas y caballos te esperan esta tarde en la parte de atrás de su granja, un carro estropeado y dos perros ladrando cuando te acercas silencioso e intentando ser silencioso a robar las pruebas del delito que te atan a las patas de la cama, que se cae a tus pies rendida, una vez a la semana. Temiende ser p(m)e(j)ores personas desde que te olvidas de tomar las vitaminas. Los zapatos en la parte trasera de un coche, donde se quema una pareja o debajo del armario, donde siguen mueriendo tus montruos [ No me des las gracias por el veneno, todo lo es, nada es de eso. Solo depende de la cantidad]
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