No he tenido jamás la intención de dolerte pero te he dolido.
Enterramos los relojes, en la playa y sin honores. Olvidamos recordarnos al cruzarnos sin mirar más allá de la sombra de nuestra nariz. Estudiamos otros tiempos para intentar recuperar la historia evaporada a la sombra de mil leones hambrientos esperando para salir a comerse la luna, porque del mundo ya solo quedan resquicios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario